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Empate a nada en Mendizorroza

Espantoso encuentro, marcado por la presión, los balonazos y la falta de fútbol

Insuficiente punto para unos y otros tras noventa minutos de áspera lucha sin ningún peligro

Lucas Cadete

Sin sorpresas en Vitoria. No se esperaba precisamente espectáculo entre Alavés y Getafe. No lo hubo. Ni por asomo. El miedo a la derrota se impuso en un encuentro sin fútbol. Sólo un chispazo de Cucurella acabó en el poste. Festival de disputas, de segundas jugadas, de batalla por cada balón y cada brizna de hierba

La primera mitad resultó ciertamente pedregosa. Partido de necesidad para ambos, más para los locales, con la espada de Damocles del descenso acechando. Salieron tocando más y mejor los de Bordalás, con un Alavés muy juntito y trabajador atrás. Manu García en el once, toda una declaración de intenciones de Juan Ramón López Muñiz.

El Getafe, pese a una defensa de circunstancias por las sanciones de EtxeitaNyom Damián, se mostraba firme y fiel a sus principios. Jason Remeseiro probó con un par de disparos lejanos, atajados con seguridad por un bien colocado Roberto.

El partido se movía en el guión esperado, una dura batalla por cada centímetro del campo, priorizando la seguridad, sin alharacas ofensivas y con poco peligro en las áreas, Burke probaba a Soria con un centro chut, y sólo a balón parado se acercaban alaveses y madrileños al área adversaria.

Esta dinámica de atonía, de respeto, de miedo al error, la rompería el de casi siempre. Cucurella se sacaba de manga un trallazo en la frontal a los 43 minutos y con su pierna mala, la derecha, pero el poste evitó el tanto. Espectacular acción para echar el cierre a un primer periodo con mucha lucha pero escasa calidad. 

La segunda mitad siguió idénticos parámetros. Choques, peleas, batallas por cada balón, por cada metro. Fútbol de lucha, sin dominio, sin calidad ya que nadie era capaz de dar cuatro pases. El encuentro estaba encallado, y nadie quiso soltarse del guión. Un punto es un punto.

Lucas tuvo a los 17 minutos la primera oportunidad local, pero Cabaco se lanzó valiente para interceptar su tiro. Y en un balón aéreo, un espectacular choque entre Ely, Mata y Olivera se saldó con puntos de sutura y espectacular vendaje en la cabeza de este último.

Las defensas mandaban en un encuentro sin dueño. Balones a un lado, a otro, segundas jugadas, saltos, choques... Áspero espectáculo. Y el invitado que faltaba, el VAR, llegaría en el minuto 87 para anular por mano previa de Mata un golazo de Hugo Duro, zapatazo a la escuadra tras un rechace del poste al primer tiro de Molina.

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Con un último susto de Arambarri y con diez minutos de eterno añadido, tenso pero sin nada que señalar en cuanto a juego, se acababa un cero a cero cantado. Partido cerrado, partido intenso, partido sin fútbol.