La prensa desplazada a Tokio con ocasión de los Juegos Paralímpicos recibimos una invitación para subir este jueves a la Tokyo Skytree, la torre más alta del mundo. El tiempo nos hizo dudar si apuntarnos, pues predecía lluvia, pero no quisimos perder la oportunidad de visitar un lugar tan emblemático.
Llegamos con pocas expectativas a la cita y se confirmaron nada más salir del ascensor en la primera parada, a 350 metros de altura a los que se accede en pocos segundos. Nada de vistas, solo nubes, todo blanco, como si fueran cristales traslúcidos. Los japoneses nos invitaron a hacernos fotos al lado de una pantalla con una imagen con las vistas que nos estábamos perdiendo, incluso nos pasaron un vídeo para que fuéramos aún más conscientes de la mala suerte que estábamos teniendo. Muy japonés este detalle. Vamos, era lo mismo que verlo en directo.... Finalizada la bonita película y, tras escribir nuestros deseos en una cinta y colgarla en una especie de árbol de los deseos, subimos hasta los 451,2 metros. El punto más alto al que se puede acceder.
El árbol de los deseos de la Torre Skytree
| A.F.Nada. Las nubes permanecían intactas y espesas para impedir que nos deleitáramos con las impresionantes vistas que nos habían prometido.
Nuestra guía nos invitó a subir de nuevo en el ascensor, por cierto, cada ascensor tiene un diseño diferente, y descendimos a 345 de nuevo donde nos esperaba un suelo de cristal. De primeras nada, blanco otra vez, pero de repente Tokio nos regaló unos 15 segundos de vista. Nos emocionamos por momentos. Duró poco, muy poco, pero valió la pena.
Las vistas aparecieron apenas unos segundos pero las pudimos captar
| M.M.NOTICIAS RELACIONADAS
Tendremos que volver para saber qué es lo que nos perdimos este jueves que prometía emociones fuertes. Nos pudimos hacer una pequeña idea, lo suficiente para que nos quedaran ganas de más.