Ideado en la década de 1930 en la Universidad de Iowa (Estados Unidos), el trampolín moderno no llegó a los Juegos Olímpicos hasta el año 2000, en Sidney.
En 1964 se fundó la Federación Internacional de Trampolín y ese mismo año se llevó a cabo el primer Campeonato del Mundo. El COI reconoció la agrupación en 1998 y en el 99 se integró en la Federación Internacional de Gimnasia (FIG).
En sus inicios, la cama elástica se utilizaba como herramienta de entrenamiento para acróbatas, astronautas y atletas, pero acabó originando un deporte competitivo.
En los Juegos Olímpicos, cada país participante se limita a dos hombres y dos mujeres que realizan saltos de hasta 10 metros.
Existen dos tipos de ejercicios puntuables, los obligatorios, con movimientos programados, y los opcionales, con movimientos libres.
Los gimnastas pueden competir con medias o con zapatillas propias para cada trampolín. Presentarse con los pies descalzos está prohibido.
Nueve jueces situados a pocos metros puntúan los saltos de cada uno de los gimnastas, que no tienen límite de tiempo. En el programa Olímpico hay solo eventos individuales.
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Los ocho primeros clasificados avanzan a la ronda final del torneo, en la que la rutina es de formato libre.