Hombre y caballo han caminado a lo largo de la historia juntos y en la historia de los Juegos Olímpicos su primera presencia se remonta a 1900.
Sin embargo, fue en Estocolmo '1912 cuando se incluyeron el salto y el concurso completo tal y como lo conocemos hoy en día.
La presencia femenina se introdujo en 1952 en los Juegos Olímpicos de Helsinki, y, en la actualidad, la hípica es la única modalidad en la que hombres y mujeres compiten por igual en la misma categoría.
El concurso completo es la disciplina ecuestre más complete, ya que que reúne doma, campo a través y salto en una prueba que combina habilidad y resistencia a partes iguales.
La competición dura varios días y tiene tres etapas: adiestramiento, saltos y cross country (un recorrido de 30 a 40 saltos sobre obstáculos de varios tipos, como pequeños lagos y barreras de piedra, con un límite máximo de tiempo). El vencedor es el jinete o el equipo que acumule menos faltas al final de las tres partes de la competición.
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Como las competiciones son duras y desgastan a los animales, los caballos corren en la caminadora, reciben masajes, sesiones de fisioterapia y acupuntura entre las pruebas.