25 años después los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Barcelona 1992 todavía tienen poder. Mucho poder. Tanto que este martes fueron capaces de propiciar un nuevo encuentro entre el Rey Felipe VI y Carles Puigdemont, president de la Generalitat. Y todo ello, pese al difícil momento político que se vive, con las posiciones tan encontradas y la manifiesta incapacidad de nuestra clase política para sentarse en una mesa a dialogar. La calle volvió a poner el punto de ‘seny’ entre tanta muestra de desamor. La plaza de Catalunya fue el epicentro de una gran fiesta popular que reunió a decenas de miles de personas. Y la presencia de Maragall, un activo que emocionó.
Volvió a escucharse al desaparecido Freddie Mercury y a Montserrat Caballé interpretanto la canción ‘Barcelona’ que se convirtió en santo y seña de los Juegos. El público local y los sorprendidos turistas bailaron al ritmo de Los Manolos, grupo que también forma parte de la memoria olímpica.
La fiesta se inició a las 20h. con la proyección de vídeos evocativos de los Juegos de Barcelona antes de que entrase en el escenario el grupo Mambo Jambo.
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La antorcha olímpica volvió a ser otro de los símbolos que tuvo un protagonismo muy especial en los actos de ayer. A las 20.30h. prendió de nuevo el fuego en el Palacete Albéniz y realizó un recorrido de 6,5 kilómetros en sentido inverso al de los Juegos. La primera relevista fue Elisabeth Maragall, medallista de los Juegos de Barcelona y sobrina del exalcalde, Pasqual Maragall, que estuvo presente en el Palacete Albéniz pese a sufrir alzheimer. Recibió un cálido homenaje de su ciudad y de sus Juegos.