Su estilismo dentro de una piscina es comparable solo al del mejor nadador del mundo en la actualidad, Michael Phelps.
En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles '84 consiguió su primer oro en la modalidad de relevos. Triunfó en su casa y recibió diversas becas, incluidas las del mundo del waterpolo donde también cosechó éxitos universitarios.
En los Juegos Olímpicos de Seúl '88, el norteamericano consiguió cinco medallas de oro (en 50 y 100 libre, relevos 4x100 libres, 4x100 estilos y 4x200 estilos). Todavía en Barcelona '92 fue capaz de colgarse dos medallas más.
En total, once metales -ocho de ellos de oro- en tres ediciones de los Juegos Olímpicos adornan brillantemente la estantería de su residencia.
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Matt Biondi colocó la natación en la década de los ochenta donde merecía. Su carisma, talento y deportividad hicieron el resto tanto dentro como fuera de una piscina. Un ejemplo a seguir que por supuesto tiene un lugar de privilegio en la cima del olimpismo.