Durante casi todo el encuentro, el Barcelona utilizó un modelo conservador aunque presionó mucho en ataque, mientras que el Noia tuvo más posesión de la bola, dedicando su mayor esfuerzo a romper la sólida defensa azulgrana.
Pese a que fue el Noia quien se adelantó en el marcador con un gol de Del Amor (0-1), el Barcelona se hizo luego con el control del partido, aunque no fue hasta después del descanso que logró remontar; primero, gracias a una pena máxima que ejecutó Torra (1-1), y, luego, con un disparo de Pablo Alvarez (2-1), que repitió segundos después para situar el luminoso con un 3-1 que parecía la sentencia.
Sin embargo, en el peor momento de los de la capital del cava, un disparo cruzado de Bargalló sirvió para recortar las distancias (3-2), y, a seis minutos de la conclusión, otro remate de Borja Ferrer colocó las tablas en el marcador (3-3).
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La prórroga no decidió nada, y sólo los penaltis, en los que el Noia marcó tres y el Barcelona sólo dos, convirtieron al Noia en campeón, por segunda vez en su historia, pues ya ganó en 1989, aunque en aquella ocasión bajo la denominación de Supercopa de Europa.