Las tormentas intermitentes desde la mañana han protagonizado la primera jornada del US Open de golf, que se disputa esta semana en Oakmont, en el oeste de Pensilvania.
Cuando los primeros grupos de la mañana estaban aprovechando el terreno mullido por el agua caída la noche anterior para anotarse 'birdies', las tormentas interrumpieron en tres ocasiones el juego.
Durante la tarde, un casi desconocido Andrew Landry, un golfista texano que sólo ha pasado tres cortes en sus nueve participaciones en el Web.com Tour (la segunda división del circuito profesional estadounidense), lideraba la clasificación con cinco golpes bajo el par.
Landry, al que sólo le faltaba tirar un 'putt' para 'birdie' en su último hoyo, estaba a un golpe de ventaja del estadounidense Bubba Watson y el neozelandés Danny Lee, antes de volver a ponerse a salvo de la tormenta.
A falta de la mayoría de los resultados definitivos y con más de la mitad de los competidores sin haber siquiera salido al campo, entre ellos, Sergio García o el número uno mundial, el australiano Jason Day, los chaparrones han convertido al joven aficionado texano Scottie Scheffler en líder en la casa club.
Una rara situación que durará hasta la madrugada del viernes, cuando Landry termine su primera ronda y la Asociación de Golf de Estados Unidos (USGA) apremie al resto de los golfistas para encajar tres rondas en dos larguísimas jornadas.
El inglés Lee Westwood, el alemán Martin Kaymer y el estadounidense Zach Johnson, con un resultado provisional de par, se habían colado entre los primeros diez clasificados cuando la tercera tormenta eléctrica provocó la suspensión definitiva de la primera jornada.
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En el grupo de la mañana también habían salido al campo algunos de los favoritos, como el estadounidense Jordan Spieth (+1) y el norirlandés Rory McIlroy (+4), con bastante terreno por recuperar en los cinco hoyos de la primera ronda que tendrán que completar poco después del amanecer.