Optimismo de cara al parón

No ha sido el inicio de temporada que Míchel hubiera soñado seguramente. Porque le ha tocado empezar de cero en algunos aspectos del juego con los nuevos, porque ha tenido demasiadas lesiones y porque los resultados, como consecuencia del juego en cierto partidos, no se han dado. Sin embargo, ni el Girona ni su afición tienen motivos para ver el vaso medio vacío. Más bien deberían verlo medio lleno.

Y es que, pese a que muchas cosas no han ido como se esperaba, el Girona sigue ahí, compitiendo todos los partidos con las armas que le quedan. La victoria de fe y muchísimo trabajo ante el Getafe demuestra que el equipo, pese a las adversidades, no se hunde y saca petróleo incluso en partidos donde no pueda lucir. También hay que saber ganar estos duelos, sobre todo si se quiere aspirar a algo.

La moral, reforzada

Los tres puntos en el Coliseum refuerzan la moral del equipo y hacen que vuelva a instalarse un clima de optimismo en Montilivi. Sin tener los resultados ni el juego de la temporada pasada de momento, el equipo marcha a tan solo dos puntos de los puestos europeos y con la sensación de que las mejores sensaciones, valga la redundancia, irán a más.

También, recuperar efectivos le debe dar un plus. Hasta ahora, Míchel solo ha hecho que ver caer futbolistas en la enfermería sin poder hacer demasiado al respecto.

Ahora, por fin, el técnico empezará a recuperar a algunas de sus mejores armas. Por eso quería como el comer que llegara este parón. Tsygankov e Iván Martín, dos de los indiscutibles en los esquemas del Girona, apuntan a reaparecer ante el Espanyol, en la vuelta a la competición.

Ahora quedan dos semanas para ir poniendo a los lesionados a punto, dejar que hombres como Arnau o Miguel recarguen pilas después de haberlo jugado prácticamente todo y mejorar en los aspectos donde al equipo todavía le está faltando algo esta temporada, como ese último pase y esa definición arriba.