Míchel, el genio de la táctica del Girona
El entrenador del colíder de La Liga ha usado hasta siete sistemas tácticos diferentes durante la primera vuelta
El Girona se apunta un triunfo de campeón ante el Atlético
Míchel, durante un partido del Girona / EFE
Christian Blasco
El coliderato del Girona en Liga no se puede explicar en una sola clave. Su buen hacer en el mercado de fichajes, la consolidación de algunos jugadores al máximo nivel, la explosión meteórica de otros más jóvenes... Y Míchel. El técnico ha sabido llevar a su equipo a un nuevo nivel y lo ha hecho con un pilar muy claro y fundamental en su filosofía: la adaptación táctica.
Con la primera vuelta finalizada, toca hacer balance de las disposiciones tácticas en las que hemos podido ver al equipo catalán. En total han sido hasta siete formaciones diferentes las empleadas por Míchel, desde el 4-2-3-1 con el que arrancó LaLiga ante la Real Sociedad hasta el 4-4-1-1 de su último triunfo ante el Atlético. Todo ello pasando por otras como el 3-4-3, el 4-5-1, el 4-1-4-1, el 4-3-3 o el 3-5-2.
Una variedad táctica con la que Míchel ha sido capaz de maniatar uno a uno a todos sus rivales a lo largo de estos 19 partidos, dejando a la vista muy pocas carencias en los suyos. La versatilidad de los jugadores ha sido clave para la implementación correcta de los diferentes sistemas. Tsygankov actuando como mediapunta para dejar toda la banda a Couto, Iván Martín o Yangel Herrera en su versión de llegadores para aprovechar los espacios que deja Dovbyk...
La cantidad de movimientos que se producen durante el partido hacen que el sistema vaya cambiando de forma dinámica en cada momento, pero siempre de forma estructurada, lo que deja en evidencia el trabajo tactico de Míchel. Con el balón en juego es cuando se dejan ver otras premisas que destacan la identidad del equipo: la creación de superioridades por fuera, la población del segundo palo haciendo de ese tipo de centro una de sus principales armas, favorecer los uno contra uno en bandas, especialmente con Savinho o el tercer hombre como arma en la zona de creación.
Con todo esto, Míchel ha logrado crear una máquina con engranajes casi perfectos, que no acostumbra a fallar. Aunque todo termina dependiendo de los jugadores, el técnico ha dotado a los suyos de un contexto crucial para explicar el soberbio rendimiento del Girona en esta primera vuelta.
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