Montilivi terminó en pie, aplaudiendo a su equipo. El esfuerzo bien lo merecía. No ganó el Girona, que estrenó un camino que tiene como objetivo el retorno a Primera con un empate.
Resultado que logró gracias al esfuerzo, a la fe y la insistencia. Se impuso a un valiente Sporting, mejor en el primer acto y mermado en el segundo, cuando Damián fue expulsado con roja directa por la aparición del VAR. Y eso que Aitor marcó el 0-1 en el 86. Pero los de Unzué, catapultados por Aday y lanzados al ataque, lograron las tablas con un soberbio Borja García. Si el tanto no había llegado antes, ni tampoco lo hizo después del 1-1, fue porque el portero Mariño estuvo excelente.
Le sacó una gran mano a Jairo nada más empezar en la única ocasión de los de casa en toda la primera parte. Tampoco estuvo nada mal Juan Carlos, guardameta rojiblanco, que salvó un mano a mano con Pablo Pérez y evitó que Djuka marcara tras el descanso. Entonces ya andaba mucho mejor el Girona. Desde que entró Aday con el paso por vestuarios que se reactivó. Se vino arriba con un hombre más, pero recibió el varapalo del gol. Aitor parecía sentenciar. Hasta que Gual se inventó una genialidad en el área y cedió para Borja, que remachó al fondo de la red.
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En un descuento que se hizo eterno, de nuevo Borja tuvo la victoria en sus botas. Pero se encontró con Mariño, un auténtico muro.