Hay vida sin Stuani. Es evidente que el uruguayo es medio Girona. Muchos puntos le ha dado al equipo hasta ahora y si nada cambia muchos más le dará en el futuro. Pero sin él, el conjunto rojiblanco ha sabido reinventarse. En el Toralín, una plaza siempre complicada y ante un rival en clara inercia positiva, se salvó un punto (1-1).
Son cuatro ya las jornadas sumando y desde que Pep Lluís Martí tomó las riendas que no se ha perdido. El encargado de mantener este dinámica fue Marc Gual. Precisamente, el encargado de suplir la ausencia de Stuani, concentrado con su selección.
El delantero catalán fue titular en un once con caras nuevas, como las de Oliván o Samu Sáiz. Se quedó Borja García en el banquillo y Samu hizo de timón. Tuvo una buena ocasión en el cuarto de hora y se durmió en un contragolpe. Lo poco que hizo el Girona en ataque antes del descanso.
Más mordiente tuvo la Ponferradina, que no se adelantó porque Benito lanzó un balonazo al palo en la ocasión más clara. Él mismo decantó la balanza tras el descanso, después de que Gual no marcara de milagro. Benito aprovechó el regalo de Alcalá, que dejó el balón muerto en el área. Algo imperdonable.
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Aparecían de nuevo los fantasmas pero el Girona, esta vez sí, reaccionó a tiempo. Sáiz condujo el contragolpe y cedió para que Gual recortara y marcara con la zurda. Borja duró poco más de 20 minutos en el césped y se marchó con dolor en la cadera, mientras que a Ramalho le anularon un gol a cinco minutos del final por fuera de juego.