En la temporada más atípica y extraña que se recuerda en Montilivi, el banquillo no ha sido precisamente el sitio más seguro. Hasta cuatro entrenadores han pasado esta temporada por él. Los tres anteriores, Juan Carlos Unzué, Juan Carlos Moreno y Pep Lluís Martí, duraron lo que duraron por distintos motivos. El cuarto en discordia, Francisco Rodríguez, cumple justo hoysu primer mes en el cargo. Lo hace con luces y también con sombras, además del interrogante mayúsculo de saber cómo responderá el equipo a un play-off que, a día de hoy, todavía no tiene fecha.
A finales de junio, el Girona confirmaba con la enésima decepción que el regreso a la competición tras el parón por el coronavirus no le había sentado nada bien. Derrota en Málaga (2-0) y las alarmas que saltaban. Martí salía por la puerta de atrás, con la liga regular a pocas jornadas para terminar y todo por decidir. Se apostó, esta vez con respuesta afirmativa, por un Francisco Rodríguez que debutaba pocos días más tarde con una convincente victoria ante el Zaragoza (1-0). La primera de las tres victorias que ha logrado hasta la fecha. Se les suman las del Almería (1-0) y Cádiz (2-1).
Más dudas ha despertado el equipo a domicilio, donde flojea y ha sido incapaz de funcionar. Empates en Gijón (0-0) y Lugo (2-2), además de un traspiés insípido (2-0 en Alcorcón) para cerrar el curso y caer hasta la quinta plaza final, perdiendo toda opción de ser tercero o cuarto.
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El lío con el Deportivo-Fuenlabrada y los positivos por coronavirus en Almería y Zaragoza han dejado en el limbo la promoción. El Girona, con Francisco a la cabeza, lo sigue preparando a plena conciencia y ha celebrado su tercera sesión de entrenamiento consecutiva tras cinco días de descanso. Tal y como van las cosas, no será nada extraño que el técnico pueda contar con Maffeo y Calavera, ambos con problemas musculares y sin poder todavía trabajar al cien por cien.