Sufriendo también vale y los tres puntos se quedaron en Montilivi a favor de un Girona que vuelve a ganar después de tres semanas sin conseguirlo. Le costó al conjunto catalán, intermitente y demasiado errático durante muchos minutos, que tuvo en Gerard Gumbau su faro cuando las cosas no pintaban bien.
El centrocampista, autor de dos asistencias, fue el encargado de guiar a Bernardo y Bárcenas para allanar el camino ante el colista, aunque en el segundo tiempo todo estuvo a punto de irse al traste.
No vino de paseo el Castellón, que salió mejor, aunque sin pólvora en los metros finales. Posesión y más llegadas, pero apenas claras ocasiones de gol. Tampoco dispuso de muchas el Girona, que cuando las tuvo sí acertó. Sacó por fin petróleo el equipo de una acción a balón parado, algo casi inédito esta temporada. Gumbau sirvió el córner y Bernardo lo remachó enviando el esférico al fondo de las mallas. Se calmaban las aguas antes de la media hora.
Incluso mejor se puso cuando Bárcenas, también tras un pase de Gumbau, superaba a Whalley para hacer el segundo. Todavía no se llegaba al descanso y todo parecía hecho. Pero este Girona es capaz de todo y bajó de revoluciones de nuevo en el segundo acto. Lo aprovechó el Castellón, que miró hacia adelante con la entrada de Marc Mateu y que siguió picando piedra hasta que recortó distancias. Señé se filtró hasta la cocina ante la pasividad de la defensa. Quedaban todavía seis minutos más el añadido y visto lo visto, todo podía pasar.
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Se encerró el equipo en su propia área, achicando balones y pidiendo la hora. No tuvo que lamentar un mal mayor, aunque jugó con fuego y a punto estuvo de quemarse.