Si quiere cumplir con su ambiciosa meta mucho tendrá que mejorar el Girona, que sigue sumando y sin perder, pero que ni gana ni tampoco enamora. Ha retomado la competición el equipo de Pep Lluís Martí y lo ha hecho con una versión gris, que funciona a trompicones. Empató en Las Palmas, donde apenas sufrió, aunque al mismo tiempo se le vio inofensivo, sin arriesgar ni mordiente. Las pocas ocasiones de las que dispuso no las supo materializar. Un 0-0 y a pensar en el Racing, con las opciones de ascenso intactas pero con muchos deberes por delante.
El regreso de Valery, recuperado totalmente de la lesión que sufrió en julio, y el debut del joven Ibrahima, de las pocas buenas noticias para los catalanes. Cerraron bien atrás y Riesgo fue un espectador más. El problema es que el medio del campo no terminó de cuajar y en ataque, simples destellos de lo que pudo ser pero no fue. Diamanka, de los más entonados en el primer acto, tuvo la más clara antes del descanso. Ya en la segunda mitad, Gumbau desde su casa y Juanpe con todo a favor no lograron superar al meta Josep, que rectificó bien ante el disparo del medio y que vio como el taconazo del central se perdía cerca del palo con Mantovani vendido.
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Fue mover el banquillo Martí, con un par de dobles cambios, y perder el dominio el Girona. Cedió el balón pero el rival no lo supo aprovechar. La emoción, si es que hubo, llegó en el tiempo de descuento, con más espacios y velocidad, pero sin llegadas. Stuani apenas inquietó y Jonatan Soriano, que entró de refresco, tampoco tuvo el día. Sigue irregular fuera de casa el conjunto de Montilivi que, eso sí, ya enlaza ocho jornadas de liga sin perder.