Van de Beek se sincera: "Estuve a punto de dejarlo todo, pero..."

El fútbol debe una segunda oportunidad a Donny van de Beek. Condenado al ostracismo en Old Trafford y poco respetado por las lesiones, está empezando a renacer en Girona, de la mano de Míchel. Su proceso de adaptación a un nuevo país, un nuevo idioma y a una liga distinta no está siendo nada fácil, pero poco a poco se están palpando pequeños destellos de aquel '6' que tantó brilló en el Ajax.

Tardó algo más de la cuenta en debutar en la pretemporada, su estreno oficial también se hizo de rogar... pero Donny necesitaba tiempo. Y el club no quiso correr riesgos con él. Para volver a ser el que un día fue,  trabajar duro y ganarse a Míchel. Sabía que tendría sus oportunidades, solo tendría que aprovecharlas. En su debut ante Osasuna, asistió a Stuani en el cuarto tanto del equipo, y fue titular en el Parque de los Príncipes.

Partió de enganche, de '10', por delante de Iván y Oriol y justo por detrás del uruguayo. No escatimó en esfuerzos, pues tenía que liderar la presión en la salida del PSG, y estuvo 58 minutos sobre el verde. Jugó algo más de diez minutos en Mestalla y tuvo que ingresar, por obligación, al césped de Balaídos por la lesión de Romeu.

PIANO PIANO EN EL GIRONA

Ahora que ya tiene cogida la medida al equipo y el compromiso de mañana es algo más especial para él que para sus compañeros, acompañó a Míchel en la rueda de prensa previa al choque. Se medirá, pues, a un Feyenoord al que ya tuvo el placer de enfrentarse cuando militaba en el Ajax. “Siempre me gusta jugar contra el Feyenoord, es especial para mí, también por ser un equipo neerlandés”, confesó.

Está claro que, desde su salida al Ajax, su fútbol no ha sido el mismo y los problemas físicos le han ido causando varios disgustos por el camino. “Por varios partidos no quiero hablar del pasado, me encuentro muy bien y sabía que tenía que trabajar muy duro”, arrancó.

"CADA VEZ ESTOY MEJOR Y QUIERO SEGUIR ASÍ"

Es más consciente que nadie de que debe trabajar para mejorar su estado físico, pero aseguró que se alegraba de poder hacerlo en Girona, donde se siente muy a gusto: "No todo ha sido fácil para mí, estoy empezando de nuevo después de varios reveses, pero cada vez estoy mejor y quiero seguir así”.

Eso sí, su llegada no se gestó con facilidad: “Hablé con mi familia, mis padres y mis hijos, aunque también creo en mí mismo y por eso sigo trabajando y luchando”. A la vez que desveló "hubo momentos en los que estuve a punto de dejarlo todo", y agradeció a su familia, que tanto le ha ayudado a tirar hacia delante. "Me han convencido de que tengo que hacer lo que me gusta y me llena que es jugar al fútbol”.

Es cierto que la inoportuna lesión del de Oriol Romeu, que estará un mes de baja, le abre más puertas, aunque en ningún momento quiso opinar sobre su rol en el equipo. “A veces hay lesionados, por eso todo el mundo tiene que tener el hacha afilada y estar preparado para jugar más o menos tiempo”, afirmó.