Ciclismo
Pogacar remata el Giro a lo grande
Sexta victoria del fenómeno esloveno que este domingo ganará la carrera en Roma con la mayor diferencia sobre el segundo, casi 10 minutos, desde 1965
Sergi López-Egea
Fue como si la sentencia definitiva necesitase pasar por el Tribunal Supremo del Giro, reconvertido en el monte Grappa, como última montaña, en la 20ª etapa. Sólo le faltó quitarse el casco como si fuera un sombrero porque repartió bidones, saludó al público y hasta se permitió disfrutar de los últimos 100 metros. Por eso, este domingo en Roma, el segundo clasificado llegará a 9.56 minutos y no a más de 10 de un imperial Tadej Pogacar que sumó la sexta victoria de etapa para igualar a Eddy Merckx en el triunfo de 1973.
Nadie lo ha atacado, porque no ha podido y porque como este sábado cuando su equipo puso el ritmo y cuando sólo le quedaba Rafal Majka, un intercambio de palabras entre esloveno y polaco marcó el ataque que todos veían: los rivales en la general subiendo al Monte Grappa, los pocos afortunados que estaban en el lugar escogido y miles de telespectadores.
Se fugó a 35 kilómetros de la meta, primero para atrapar a Giulio Pellizzari, un escalador de futuro para el ciclismo italiano, y luego para irse a la meta, tras coronar el Monte Grappa y con un descenso con trampa para que nadie tuviera duda que dejaba el Giro sentenciado, si no lo estaba de hecho desde la segunda etapa cuando se vistió de rosa después de no conseguirlo el primer día por un error de cálculo en el esprint final.
El pasado
Ningún ciclista desde que Vittorio Adorni ganó el Giro en 1965 con 11.26 minutos de diferencia sobre Italo Zilioli había conseguido (de hecho, será este domingo) el triunfo en la ronda italiana con tanto margen de tiempo. En 2006, Ivan Basso estuvo cerca al sacar 9.18 minutos a Quique Gutiérrez llamado ‘El Búfalo’. Sin embargo, es casi mejor olvidar aquella ronda italiana, puesto que las últimas etapas se celebraron mientras la Guardia Civil desenmascaraba a Eufemiano Fuentes en la operación Puerto e Italia no era ajena a las pesquisas policiales de Madrid.
Pogacar llegará este domingo a las calles de Roma cubierto de rosa y oro, sin que Daniel Martínez, más fresco, y Geraint Thomas, más cansado, segundo y tercero de la general, lo hayan puesto en apuro ni en 10 metros del Giro. Ni ellos dos, ni nadie. Sucedió en la penúltima etapa, el UAE, la escuadra del fenómeno esloveno, dio oxígeno a las fugas pero a diferencia de lo que ocurrió el viernes cuando el pelotón ilustre llegó a meta a un cuarto de hora, camino del monte Grappa controló porque Pogacar había dado la orden de que quería ganar, disfrutar y anotarse de este modo la sexta victoria de etapa, cinco de ellas vestido con la ‘maglia rosa’.
Cuando se fue nadie osó seguirlo como había pasado en los ataques anteriores salvó un pequeño fuego de artificio lanzado por el ciclista colombiano Martínez. Siempre asfalto de por medio y minutos que caían a los rivales. En la 20ª etapa se presentó en meta con 2.07 minutos de diferencia. Y, encima, con la sensación que se lo pasaba en grande.
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