Un esprint ganado por el italiano Alberto Dainese ha marcado este miércoles el terreno para el último capítulo de montañas de un Giro que, por ahora, se resume a una etapa, la disputada el martes, la que ganó Joâo Almeida para presentar sus credenciales como aspirante al triunfo final. La ronda italiana, de jueves a sábado, vivirá el capítulo final de ascensiones, todo muy agrupado y quizá demasiado tarde para salvar una carrera que se ha disputado con pólvora mojada y con un diseño totalmente desacertado por parte de los organizadores.
Este jueves llega el Zoldo Alto, la primera entrega del trío montañoso que debe servir para que Primoz Roglic, de salida máximo favorito con Remco Evenepoel, resuelva el enigma sobre su estado de forma. ¿Fue el Monte Bondone el epicentro de un día malo? ¿Acaso fue la señal para descubrir que no está preparado para ganar el domingo el Giro en Roma? “Todavía estoy en carrera para luchar por la victoria”, ha asegurado el ciclista esloveno desde Italia. Los 29 segundos con Geraint Thomas, líder de la carrera, pueden convertirse en un muro que irá creciendo en los Dolomitas o una desventaja fácil de recortar si recupera la fuerza en las piernas que siempre lo caracteriza.
Él se queja por la caída sufrida la semana pasada, en la que también se vieron envueltos Thomas y Tao Geoghegan Hart, que abandonó con una fractura de clavícula que ya le ha cerrado lo que resta de temporada. Desgraciadamente, en las carreras de tres semanas son casi casos contados los de corredores que se han recuperado después de sufrir una crisis.
A recuperar fuerzas
La etapa de este miércoles sólo sirvió para que los tres aspirantes al triunfo (Thomas, Almeida y Roglic) recuperasen fuerzas. Fue un día casi corrido en descenso, de los de ir a rueda para pensar cómo actuar y qué táctica a seguir, con el recuerdo de la gran jornada del lunes, la única etapa que por ahora vale recordar, y con la esperanza de que los ataques se sucedan en dos días en los que el recorrido invita a ello antes de la cronoescalada del sábado, porque el domingo será simplemente un paseo por las calles de Roma.
Thomas solo tiene 18 segundos de ventaja con Almeida. El primero actúa con veteranía, controlar sin atacar. Almeida es un enigma porque siempre ha sufrido en montaña, el que parece que se descuelga pero que se agarra como si llevase un lazo en el manillar de su bici. Es un Giro aún enigmático que debe dejar de bostezar en los Dolomitas y con una ‘crono’ final a la que se sube por tramos estrechos de hormigón.