Israel es un país con una variedad religiosa bastante amplia. Cada una de las ramas del judaísmo cuenta con unas obligaciones y unas necesidades propias, por lo que nos encontramos con que por ejemplo, la población ultraortodoxa se encuentra liberada de hacer el servicio militar o de cumplir con según que leyes que el resto de habitantes del país están completamente obligados a cumplir.
Sin embargo, los seguidores del judaísmo radical también suponen un problema para el orden del país. Para empezar, porque se han negado a cumplir con el confinamiento decretado por el Estado en las últimas semanas.
El ministro de Sanidad, un conocido ultraortodoxo ha tenido que dimitir después de contagiarse por coronavirus tras decir que el virus era un castigo para los homosexuales.
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Esto demuestra el bajísimo nivel de importancia que le está dando la rama ultraortodoxa a la situación, saltándose el confinamiento y obligando a la policía y al ejército a participar en la defensa de estos barrios debido a los grandísimos disturbios que se están viviendo. Por ello, el ejecutivo ha tomado la decisión de confinar estos barrios para evitar que dejen de ser un foco de infección.