Hace tres días que alguien, ya detenido, lanzó la barra de PVC a la cabeza de Joan Jordán en el Villamarín y desde entonces ha sido deshonroso asistir a cómo reaccionaban la mayoría de implicados.
La falta de contundencia a la hora de rechazar el acto violento por parte del Real Betis puede tener consecuencias muy perjudiciales para el fútbol español.