Como en la semifinal contra España, con una determinación indudable, irreductible para cualquier adversario, Portugal fue de nuevo capaz de sobreponerse a un 0-2 en contra en un partido de la tensión y la dimensión de una final de la Eurocopa para remontar, ganar, conquistar su segundo título consecutivo continental y remarcar quién es el dominador del fútbol sala del planeta, con un ciclo imponente que también incluye la corona mundial.
Un equipo tremendo, por mucho que ya no juegue en él Ricardinho, con el que tampoco pudo Rusia, ni con dos goles a favor ni con una racha esplendorosa de once victorias seguidas esta temporada, hasta que se cruzó con el mejor del mundo en la actualidad, que se sintió contra las cuerdas, como otras veces, exigido por un 0-2 en 12 minutos.
Primero Sokolov, en el minuto 9, beneficiado por un error de Andre Sousa, y después Afanasayev, en el 12, proponían un guión muy distinto para el desenlace de la Eurocopa 2022; uno que presentaba a Rusia como la campeona 23 años después y derribaba a Portugal, que, hoy por hoy, es indestructible. No hay mejores ejemplos que sus dos últimos partidos del torneo para darse cuenta de la capacidad del grupo dirigido por Jorge Braz.
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Como ante España, remontó. El 1-2 fue antes del intermedio, de Tomás Paço. Y el 2-2 en el 27, de Andre Coelho. En ambos no estuvo acertado el portero ruso, sobrepasado, más aún cuando de nuevo Andre Coelho remachó el 3-2 en el 32. Lo intentó Rusia con el juego de cinco, tuvo sus ocasiones... Y perdió. El 4-2, ya a un segundo del final, lo transformó Pany Varela sin oposición en la portería contraria. Portugal manda en el mundo.