El delantero del Inter de Milán Xherdan Shaqiri se ha metido en un buen lío sin comerlo ni beberlo. El jugador, de vacaciones en Kosovo, paseaba por la ciudad cuando se le acercó el imán de Pristina Shefquet Krasniq, y le pidió hacerse una foto con él.
El jugador aceptó amablemente y se despidió con un fuerte apretón de manos. Hasta aquí todo normal. Pero resulta que el imán en cuestión fue detenido en 2014 acusado de terrorismo e incitación al odio religioso internacional. La fotografía circuló por la red como un reguero de pólvora y los palos y críticas a Shaqiri por 'juntarse' con semejante personaje no tardaron en llegar.
Shaqiri, que no tenía ni idea de quién era su admirador, justificó así lo ocurrido: "El Imán, al igual que cualquier otro tifosi, se acercó a mí y me pidió que me fotografiara con él. Eso me pasa en todas partes y siempre acepto. No hacerlo sería una grosería. Yo no tenía nio idea de quién era, no sabía que tenía pasado terrorista".
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Y asegura que "aunque no tengo nada contra los musulmanes, pienso que los integristas deben estar lejos de nosotros". El delantero condenó enérgicamente "a los que utlizan mi popularidad para un problema personal y para incitar a la gente a que vayan unos contra otros".