Es evidente que el fútbol está cada vez más profesionalizado. Se intenta que nada, o casi nada, quede a la suerte de la improvisación. Cuántas más cosas estén bajo control, mucho mejor.
Eso se ha podido comprobar este martes en la primera de las semifinales del Europeo sub'21 que se disputa en Polonia. Se enfrentaban Alemania e Inglaterra y el partido y la prórroga acabaron con empate a dos. Se tuvo que recurrir a los penaltis. Lo llaman la "lotería" de los penaltis. Pero hay quien quiere demostrar que no todo es una lotería.
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Nos referimos al portero de la selección sub'21 de Alemania, recién fichado por el Hamburgo. Julian Pollersbeck, que así se llama ese "gigante" de 1,95 metros de altura, tenía dentro de la media de una de sus piernas una chuleta, en la que podía ver sus anotaciones sobre cómo lanzaban los penaltis los ingleses. Y la cosa le funcionó. Se llegó al último lanzamiento para los ingleses, lo hizo Nathan Redmond y Pollersbeck se lo detuvo. Su chuleta había funcionado tan bien que le acababa de dar a su selección la clasificación para la final del Europeo.