Victoria sin despeinarse de la campeona del mundo. A Francia le bastó la primera mitad para dejar noqueada a una Bolivia que no hizo nada para hacer tambalear la soberbia gala.
Deschamps varió su once más clásico dando entrada a nombres como Ndombélé o Lemar, habituales suplentes de lujo en una selección repleta de estrellas. Normal. Hace pocas horas Kanté o Giroud estaban jugando una final europea. Así, un amistoso siempre sirve para probar cosas nuevas.
Aunque poco se puede rescatar de un duelo que tuvo controlado de cabo a rabo. Sobre todo desde que en el arranque a Lemar le diera por picar con suavidad una asistencia de Griezmann y poner el 1-0 antes del minuto cinco de partido. La primera mitad fue un auténtico vendaval francés ante una Bolivia que ni siquiera pudo salir de su propio campo.
Thauvin, Mbappé, Umtiti... Todos tuvieron ocasiones más que claras para dejar al rival en la estacada. Aun así, la extraordinaria parcela ofensiva francesa no logró abrir brecha hasta que Griezmann, antes del descanso, puso el 2-0 y la más absoluta tranquilidad. A todo esto, a Francia no le hacía falta tener el control de la posesión puesto que llegaba con una facilidad pasmosa a la meta de Lampe.
Segunda mitad sin misterio
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En la reanudación, Deschamps se permitió el lujo de sentar a intocables como Mbappé y dar minutos a los Ben Yedder y compañía. Precisamente el delantero del Sevilla pudo sentenciar el duelo nada más salir pero la pegada francesa fue claramente a menos. Bolivia no inquietó la meta de Areola y el partido no tuvo ningún tipo de emoción.