Pocas horas después de que finalizara la mejor final de la historia de los Mundiales corrió como la pólvora en los grupos de WhatsApp en Brasil un meme que decía: “Messi llegará al PSG con el título de la Copa del Mundo, Mbappé llegará como artillero del Mundial y Neymar llegará con un corte de cabello nuevo”.
Ni el esguince de tobillo ha eximido al paulista de las críticas de sus compatriotas, conscientes de su empequeñecimiento y que ahora es más comparsa que nunca entre los tres mosqueteros que Qatar unió en el PSG con fondos públicos.
El brasileño es el único del trío sin Mundial. Se fue del Barça por la puerta de atrás en el conturbado verano de 2017 y , cinco años y medio después, ha fracasado en todos sus objetivos personales que se planteó: ser el líder indiscutible de un grande europeo (Kylian le comió la tostada); ganar la Champions League; ser elegido el mejor futbolista del planeta; y conquistar el ’Hexa’ con Brasil.
A las puertas de hacer 31 años, ha desechado los mejores años de su carrera, y su futuro en el PSG y en la Seleçao (donde se ha tomado un período de reflexión) no está nada claro.
NOTICIAS RELACIONADAS
Mientras, ha pasado de las lágrimas a sus farras habituales en un tiempo récord que ha indignado a su país.