El futuro de Zlatan Ibrahimovic va camino de convertirse en uno de los culebrones de este atípico verano.El veterano delantero sueco parecía tener un pie y medio fuera de Italia pero en las últimas semanas la situación ha dado un vuelco y parece que, por el momento no hará las maletas. Eso, si finalmente el Milan acepta las exigencias de Ibra. Y es que la buena temporada del delantero de Malmö le ha abierto las puertas de la continuidad.
Tras el último partido de los ‘rossoneri’ en la Serie A, Paolo Maldini, director deportivo del club, reconoció que querían seguir contando con él y se ponían en marcha las negociaciones. Dos semanas después, parece que el acuerdo está próximo a cerrarse, a falta de determinar el montante económico que recibirá el jugador por sus servicios con una diferencia de más de un millón entre las exigencias de uno y la oferta de los otros.
Un Ibra crecido por los 11 goles firmados esta temporada, ha elevado su caché hasta los 7,5 millones de euros según informan los rotativos italianos. Bastante más de lo que habría ofrecido el Milan, cinco millones de euros y otro más en bonificaciones. Una cifra que no está nada mal por una temporada y la posibilidad de otra más, teniendo cuenta que el sueco suma ya 38 primaveras.
Ibra para rato
Pero él no parece opinar lo mismo. En este sentido, dejó las cosas claras con un video publicado hace unos pocos días en sus redes sociales. “¿Crees que estoy acabado? ¡Soy Zlatan Ibrahimovic y solo estoy calentando!”, afirmó. Genio y figura este Zlatan que tiene claro que, hoy por hoy, es la estrella de este Milan. Una certeza que le hace tener la sartén por el mango y que acabará por hacer ceder a la entidad lombarda. Eso es al menos lo que afirma ‘La Gazzetta dello Sport’ que asegura que el club admitirá las exigencias del atacante con una cifra de seis millones y el resto en bonificaciones.
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Si finalmente se da este acuerdo, Ibrahimovic será el tercer jugador mejor pagado de Italia, sólo por detrás de Cristiano, que percibe 31 millones por temporada en la Juve, y del joven neerlandés Matthijs De Ligt, con ocho ‘kilos’ por curso.