La Liga F arrancó una semana más tarde de lo previsto. Los obstáculos de la Federación han sido una constante y el uso del colectivo arbitral fue su última palanca para interferir en lo que todos deberían celebrar: el fútbol femenino ya es profesional, tiene más recursos que nunca y una gran ventana audiovisual. Sin embargo, queda por resolver un fleco que no es nada menor: cómo se repartirá ese dinero.
El Gobierno trabaja en un Real-Decreto que se replique el sistema de reparto por televisión de LaLiga a la nueva competición, pero adaptando a la realidad del femenino cuestiones como audiencias históricas, pues no hay registros suficientes, o el peso de la implantación social. No es lo mismo un Barça que un Levante-Las Planas. Ahí se juegan 7,2 millones de euros anuales, a los que habrá que restar unos 1,5 millones de la producción que asumen Dazn y Mediapro.
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Por otro lado está el dinero de LaLiga. La gestora presidida por Javier Tebas se esncarga de vender los patrocinios y ha asegurado 6 millones anuales en las primeras dos temporadas, 8 millones al año en las dos siguientes y 10 millones más en las otras dos. Aquí deberán ser los clubes lo que se tengan que poner de acuerdo en comisión delegada, y ruido habrá, pues el Real Madrid no perderá la ocasión de recordar que su tirón es superior al de otros.