No era un Clásico como el de esta noche, no era ante el Tacón -futuro Real Madrid- pero un Barça-Madrid CFF siempre tiene un poco más morbo que otros partidos. El Barça se marcha al parón de selecciones sumando otros tres puntos que lo acercan un pasito más hacia la conquista de la Liga Iberdrola. Con rotaciones y la asociación Hansen-Hermoso a un nivel sublime, las azulgrana mantienen el invicto en casa y una racha de resultados para enmarcar. Y de paso manita al conjunto madrileño.
Sentaba a jugadoras como Martens, Aitana o Oshoala un Lluís Cortés que volvía a poner de titular a Vicky Losada, algo que no había ocurrido hasta ahora. El regreso de la capitana al once inicial era un aliciente más. Pese a que los primeros minutos el ritmo no fue muy elevado, el Barça pudo ponerse ya por delante con un par de buenas ocasiones.
El Madrid se plantó con un equipo muy compacto y con las líneas muy juntas y con poca profundidad arriba con la clara intención de dificultar la circulación de balón. Con lo que no contaba, o sí, es con el nivel de juego de una Graham Hansen que tiene una pierna derecha capaz de derribar cualquier muro.
Un centro medido de la noruega no podía encontrar mejor rematadora que una Jenni Hermoso que tiró de recursos para alargar la bota desde el suelo y batir a Ulloa por primera vez en el partido. La propia Hansen fue la autora del centro del segundo gol que se lo apuntó Losada para redondear su vuelta a la titularidad. Un gol muy celebrado por las compañeras. El doblete de asistencias lo pudo vestir con un tanto de fantasía la extremo azulgrana que no tuvo el mismo acierto de cara el gol en la primera mitad.
La que siempre lo está es Jenni Hermoso que está en todo. Un error en la cesión atrás de Wold terminó con la 'killer' azulgrana batiendo a Ulloa con una fantástica intercepción, regate a la portera y definición. No tenía suficiente. La delantera madrileña se apuntó el hattrick aprovechando el balón escupido por la madera al disparo de Guijarro. De esta manera, se convertía en líder en solitario en la pelea por la bota de oro femenina.
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Fue entonces cuando el Madrid cerró filas atrás con la clara intención de no encajar la manita y cuando parecía que lo lograban, llegó Van der Gragt para poner el quinto y definitivo en el marcador. Al parón con los deberes hechos.