Un día después de que la Liga Iberdrola haya bajado el telón con el tercer título consecutivo del Atlético de Madrid y la consecuente decepción en el Barça por no haber sido capaz de reconquistar el trofeo, en el club azulgrana ya piensan en su próximo objetivo. Nada más y nada menos que la final de la Champions del próximo 18 de mayo en Budapest ante el Olympique de Lyon.
Pese a que el conjunto culé no ha podido conseguir ninguno de los dos objetivos primordiales marcados para este curso -ni la Liga ni la Copa de la Reina-, la clasificación para la primera final europea de la historia del club lo relativiza todo. En la cita del próximo 18 el Lyon -ganador de las últimas tres Champions- es más que favorito, pero eso no impedirá que el Barça juegue para intentar dar la sorpresa con la esperanza de que, a 90 minutos, realmente pueda pasar de todo y tenga opciones de levantar el título.
Con esa mentalidad el equipo ya ha diseñado un plan de trabajo para las dos próximas semanas. Primero, para recuperar mental y físicamente a unas jugadoras a las que se ha exigido mucho en esta recta final de curso. Después, con un plan específico para llegar lo mejor posible a esa final del día 18, analizando y trabajando en las debilidades que pueda tener el todopoderoso y casi imbatible OL. El equipo tendrá dos días de descanso antes de volver a los entrenamientos el miércoles, con otro día de fiesta el próximo domingo. De ahí en adelante lo único seguro es el plan de viaje del equipo culé, que se desplazará a Budapest el jueves 16, dos días antes de la final.
Dos bajas y una duda
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De cara a la final de Champions, el Barça tiene las bajas confirmadas de la portera mexicana Pamela Tajonar -intervenida quirúrgicamente del hombro izquierdo y que estará entre cuatro y cinco meses de baja- y de la sancionada Hamraoui. La gran duda, aunque con pocas posibilidades de llegar a tiempo, es Patri Guijarro, aún sin el alta médica tras sus problemas en un ganglión del pie derecho.