El ministerio de Sanidad brasileño está supeditado a los antojos del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. Ha ocurrido así durante toda la pandemia y no sería diferente en la Copa América, que se disputará en el gigante sudamericano desde el próximo domingo día 13 al sábado 10 de julio.
En las polémicas negociaciones que llevaron el torneo continental a Brasil, entre la Conmebol, la CBF y el Ejecutivo brasileño, en ningún momento se pidió la opinión del ministerio de Sanidad, que acató la decisión que se tomó sin rechistar. Y, ahora, ha sido el cuarto ministro de la cartera durante la pandemia, Marcelo Queiroga, quien se ha encargado de anunciar las medidas sanitarias de un torneo en el que pueden llegar a participar hasta cuatro jugadores del Barça: Leo Messi y el Kun Agüero, con Argentina; Araújo, con Uruguay; y Émerson Royal con la Seleçao.
Como no podía ser diferente, Queiroga ha minimizado los riesgos de contagio entre las delegaciones, en un país que se aproxima a los 475.000 muertos por Covid-19 y en el que ha habido 37.156 nuevos casos las últimas 24 horas.
"La Copa América no es un campeonato de una gran dimensión. Partiendo del premisa de que la práctica de actividades deportivas competitivas está sucediendo normalmente en nuestro país, incluso las diferentes divisiones del fútbol brasileño, la Copa Libertadores de América, la Copa Sudamericana, las Eliminatorias para la Copa del Mundo... no hay ningún obstáculo legal o sanitario", expuso el ministro, un títere en manos de la familia Bolsonaro.
Las delegaciones estarán aisladas y viajarán en vuelos chárters
| Lucas Figueiredo/CBF"Como no hay público, todos los partidos tendrán lugar en un ambiente sanitario controlado", dijo Queiroga, que explicó que todos los futbolistas pasarán por testes moleculares, los llamados RT-PCR, cada 48 horas, y que las delegaciones van a desplazarse con vuelos chárters.
En los hoteles, las delegaciones tendrán cuartos individuales en plantas aisladas y tendrán restricción de circulación fuera de los establecimientos. De hecho, solo podrán abandonar los locales de concentración por motivos deportivos (ir a entrenamientos y disputar partidos) o sanitarios (visitas a centros hospitalarios).
LOS FUTBOLISTAS JUGARÁN SIN INMUNIZACIÓN
Bolsonaro se echó atrás y no obligará que los integrantes de las delegaciones participantes que accedan a Brasil estén vacunados.
"No hay por qué exigir la vacunación de los jugadores en este momento ya que no tendrían inmunidad hasta el inicio de la competición, por eso no es una imposición la cuestión de la vacuna", dijo el ministro Queiroga, que remarcó: "quién esté vacunado, pues mucho mejor, pero no se hará un esfuerzo mayor para vacunar estos futbolistas ahora porque la vacuna podría causar un tipo de reacción y esto podría comprometer el ritmo competitivo de los jugadores".
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Brasil ha puesto una alfombra roja para todos los equipos participantes. Bolsonaro, que utilizará el torneo para lavar su imagen internacional, ha dado la orden de no crear ningún tipo de dificultad a los equipos que participarán. En esta línea argumental se encajan las declaraciones del ministro Queiroga que aseguró que "no es competencia del ministerio de Sanidad decidir sobre la Copa América, porque se trata de un evento privado".