Javier Mascherano ha vivido su primer gran éxito como entrenador: clasificó a Argentina para los JJOO de París en un Preolímpico durísimo disputado en Caracas y, al mismo tiempo, dejó sin cita olímpica a Brasil, que tenía a Endrick como su gran estrella. Los hinchas de su país no le pueden pedir más.
La AFA lo ha ratificado como seleccionador olímpico y seguirá compaginando el cargo con el de técnico de la Sub-20. En París buscará su tercer oro olímpico, ahora el primero como técnico, porque, como futbolista estuvo en Atenas 2004 y en Pekín 2008 (en estos últimos Juegos también participó Leo Messi).
Su futuro, sin embargo, colgó de un hilo porque si no hubiera ganado a Brasil en la última jornada del Preolímpico se habría ido o habría sido destituido.
Al frente de la Albiceleste, venía de dos decepciones importantes: en el Sudamericano Sub-20 de 2023 (que ganó Brasil con Vitor Roque de estrella) y en el Mundial de la categoría que jugó como anfitrión. Aunque ha contado siempre con el apoyo de los dirigentes de la AFA, ha sufrido una gran presión mediática, llevaba meses bombardeándolo.
Las dificultades vividas por 'Masche' en su primera experiencia en los banquillos, donde accedió en enero de 2022, es un ejemplo más que el proceso de aprendizaje para los exfutbolistas, en su transición hacia la dirección de equipos, necesita tiempo, paciencia y confianza. Incluso para jugadores como El Jefecito, que fueron líderes del vestuario por donde pasó y tenía el partido en la cabeza.
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Empezar en las categorías de base se antoja como la escuela ideal para, posteriormente, ir subiendo peldaños en dirección a los primeros equipos. La prisa es un mal enemigo para quien necesita formarse. Saltarse etapas de aprendizaje se paga muy caro. Y 'Masche' es listo y paciente Con 39 años tiene una vida como entrenador por delante.