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El hada que encanta en Brasil

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La skater Fadinha se contrapone a una Seleçao caduca, con un Neymar soberbio que produce hartazgo y rechazo

La joven de 13 años lidera un movimiento transgresor y rupturista, que promueve la inclusión racial, social y de género

La skater Fadinha se contrapone a una Seleçao caduca, con un Neymar soberbio que produce hartazgo y rechazo / | sport

Fadinha (la ‘pequeña hada’) es hoy una de las figuras más entrañables y queridas de Brasil. Este es el apodo de la skater Rayssa Leal que rompió moldes en los Juegos de Tokio, donde se convirtió, a los 13 años, en la medallista más joven de la historia de su país. Fue plata, en la modalidad de skate street, que se estrenaba en la agenda olímpica.

La precocidad, la espontaneidad y la naturalidad propias de su edad, el aspecto infantil y frágil y la historia, propia de cuentos de hadas, cautivaron y emocionaron a sus compatriotas. La imagen y los valores que transmite su figura escenifican el nuevo Brasil que florece a pesar del gobierno retrógrado, misógino y genocida del ultraderechista Jair Bolsonaro.

El éxito de Fadinha ayuda a conformar un imaginario colectivo que, tradicionalmente, se encargaba de crear la Seleçao de fútbol, ahora caduca, carente de ídolos y liderada por la soberbia de Neymar que solo produce hartazgo y rechazo.

Fadinha fue medalla de plata en Tokio en skate street

| Reuters

Con sus piruetas, Fadinha lidera un movimiento transgresor y rupturista, que promueve la inclusión racial, social y de género. Es una revolución de calado encabezada por una heroína improbable, de familia humilde (que hasta hace poco recibía dinero de los programas sociales instaurados por Lula da Silva) y nacida en Imperatriz, en el estado de Maranhao, uno de los más pobres y olvidados del país.

LA IMAGEN QUE ROMPIÓ ESQUEMAS

El mito de Fadinha nace en 2015. Con solo 7 años, se hace viral un video en el que aparece una niña con un disfraz azul de hada, con alas incluidas, intentando una y otra vez con un skate una maniobra de heelflips, hasta que, al final, lo logra. Las imágenes crean tanto impacto que Tony Hawk, una de las mayores leyendas de este deporte, las divulgó en sus redes sociales dándole una presencia global.

Allí empezaba el cuento de hadas de una niña negra y pobre que entraba en un mundo eminentemente masculinizado para romper tabús.  A los 11 años, se convertía en la skater más joven en ganar una etapa del Mundial de Skate Street, en la que acabó subcampeona, lo que le valió una nominación en los Premios Laureus en 2000 en el apartado de Deportes de Acción.

El éxito de una niña negra y pobre que rompe tabús en un deporte masculinizado

| Twitter

La plata en Tokio catapultó su popularidad: en Instagram pasó de 650.000 seguidores a los 6.900.000 actuales. También ayudó la campaña de Nike, ‘Novas Fadas’, en un tierno spot, con animaciones de Disney y música de la película Cenicienta, que tiene como objetivo incentivar a niñas a luchar por sus sueños aunque estén en espacios imposibles para las mujeres.

Es el Brasil moderno e inclusivo, que en los JJOO creó un nuevo star system con la gimnasta artística Rebeca Andrade, también negra y de origen pobre, plata en la general de aparatos y oro en suelo; el surfista Italo Ferreira, que fue oro; o los skaters Kelvin Hoefler (plata, en street) y Pedro Barros (plata, en park).

 

El ‘país do futebol’ arrasando en los nuevos deportes olímpicos, en una fotografía muy rompedora que arrincona a unos jugadores alienados en su burbuja europea, que viajan en jets privados y que alimentan sus egos en las redes, pero, sin empatía alguna, son incapaces de dar un solo mensaje de confort por los más de 588.000 compatriotas muertos de Covid-19, en un genocidio impulsado por Bolsonaro.