Una de las maneras más habituales de ahorrar gasolina es conducir a bajo régimen de revoluciones y emplear marchas largas para reducir el consumo. Esta manera de conducir puede proporcionar un pequeño ahorro, pero también es posible que genere averías en el motor.
Conducir con revoluciones bajas fuerza menos el motor y hace que consuma menos, pero, por otro lado, si en algún momento necesitamos más potencia, se disparará el consumo. De esta forma, perdemos el combustible que habíamos ahorrado con esta forma de conducir. Además, circular de esta manera, puede provocar averías debido a que hace que el motor vibre mucho más de lo usual, haciendo que las piezas se desgasten e incluso rompan con más facilidad.
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Conducir a bajas revoluciones también puede ser dañino para los sistemas de anticontaminación o los filtros antipartículas, ya que no están funcionando a una temperatura óptima. Todo esto hace que no sean capaces de quemar los residuos y que se terminen bloqueando. Una avería en estas partes puede llegar a costar desde 400 a 1200 euros. Por último, el aceite también tardará demasiado en llegar a su temperatura de funcionamiento, evitando que lubrique correctamente. Esta falta de lubricación puede provocar averías muy caras de reparar.