¿Sabías que la soledad y el aislamiento social influyen y aumentan el riesgo de padecer demencia? La ciencia ha estudiado en múltiples ocasiones a través de qué vías este riesgo sube si una persona vive asilada o en solitario, sin explotar al máximo su faceta más social, y estas son las conclusiones:
- La soledad puede desencadenar procesos fisiopatológicos en el interior del cerebro que pueden influir directamente en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
- Los comportamientos menos saludables que suelen adoptar las personas en situación de soledad son otras de las vías a través de las cuales la soledad influye en el riesgo de padecer demencia.
- La tercera vía es la relación que existe entre soledad y depresión, y entre depresión, deterioro cognitivo y demencia. La depresión aumenta el riesgo de desarrollar demencia.
- El aislamiento social también influye en la menor participación social, y de aquí puede derivar un declive cognitivo que termine en demencia.
En definitiva, la soledad influye en el riesgo de demencia y esta es una cuestión que ha sido largamente estudiada durante los últimos años. Si se logra controlar el riesgo de exclusión social y se aumenta la participación social de las personas aisladas, es posible que en el futuro exista un menor número de casos de demencia.