SOCIEDAD
¿Qué dice la psicología sobre las personas que interrumpen constantemente las conversaciones?
Descubre qué dice la psicología sobre las interrupciones constantes en conversaciones y las razones culturales, neurológicas y emocionales que las explican.
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Interrumpir a otros mientras hablan no siempre significa que alguien sea maleducado o egocéntrico. Según la psicología, este comportamiento suele estar relacionado con factores mucho más complejos, que van desde patrones aprendidos en la infancia hasta características neurológicas. Aunque puede resultar frustrante estar a punto de terminar una idea y que alguien te corte, la realidad es que no siempre hay una mala intención detrás de estas interrupciones.
A todos nos ha pasado: estás explicando algo importante y, de repente, alguien interviene. Este tipo de situaciones generan malestar porque sentimos que no se valora lo que decimos. Pero, más allá de la percepción de desinterés o condescendencia, los estudios señalan que las interrupciones pueden ser fruto de diversas razones, muchas de ellas inconscientes.
Por ejemplo, las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) suelen tener dificultades para controlar sus impulsos verbales. Según expertos como la Dra. Sharon Saline, esto ocurre porque temen olvidar lo que querían decir si no lo expresan de inmediato. Aquí entra en juego el papel de las funciones ejecutivas del cerebro, encargadas del autocontrol y la planificación, que no siempre funcionan de manera óptima en estas personas.
Otra causa común es la falta de habilidades de escucha activa. Escuchar no es solo oír; implica atender al otro sin juzgar ni pensar en la respuesta que daremos. Como explicaba Carl Rogers, un referente en la psicología humanista, este tipo de escucha es complicado para muchas personas, sobre todo si están más preocupadas por lo que quieren decir que por lo que están oyendo.
Por otro lado, la ansiedad social o la necesidad de validación también pueden ser responsables. Quienes temen no ser escuchados suelen ver los silencios como algo incómodo que deben llenar rápidamente. Incluso emociones positivas, como el entusiasmo, pueden llevar a interrumpir sin querer, simplemente porque la emoción por participar supera el autocontrol.
El entorno y la cultura también juegan un papel importante. En algunos contextos culturales, interrumpir no se ve como algo negativo, sino como parte de una conversación animada. Sin embargo, en otros, es una falta de respeto. Además, los patrones familiares aprendidos en la infancia pueden normalizar este comportamiento, convirtiéndolo en un hábito difícil de romper.
Por último, no se puede ignorar el factor de género. Investigaciones como las de Joanna Wolfe han demostrado que los hombres tienden a interrumpir más a las mujeres, lo que refleja dinámicas de poder en la comunicación y añade otra capa de complejidad al problema.
En definitiva, las interrupciones en las conversaciones son más que un simple acto de descortesía. Detrás de cada interrupción puede haber factores psicológicos, culturales e incluso neurológicos que vale la pena comprender.
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