La vida, y el fútbol, claro está, están llenos de retos. No importa cuántos hayas podido hacer realidad, porque siempre tendrás alguno que tachar de la lista. Y el Manchester City de Pep Guardiola tenía una oportunidad de oro para reivindicarse en el Tottenham Hotspur Stadium y poner fin, de una vez por todas, a una 'maldición' que les persigue desde hace cinco años.
INICIO TODOPODEROSO DEL CITY
El vigente campeón, consciente de la importancia 'extra' que tomaba la eliminatoria, saltó al césped con las ideas muy claras. Guardiola, conocedor de que gran parte de la salida de balón de los spurs pasaba por ambos laterales, Udogie y Porro, gestionó la presión a la perfección, que impidió una salida limpia de los de Postecoglou.
Kyle Walker, incansable como siempre, se prodigó en ataque, sobre todo en el inicio, y Oscar Bobb se aprovechó de uno de sus centros para dar el primer golpe, que sería anulado por fuera de juego. Y más tarde la tendría Bernardo.
Los citizens estaban plantados en campo rival, y el Tottenham se dedicó a sobrevivir en los primeros quince minutos. Y sobrevivieron.
PERO LOS SPURS IGUALARON LA BALANZA
Una vez superado el ecuador de la primera mitad, los locales dieron un paso adelante y aprovecharían para estirarse en ataque. Y aunque las ocasiones se contarían a cuentagotas, llegaron con cierto peligro para amenazar a un Ortega que se mantuvo seguro bajo palos.
Y mientras que al City le falló la puntería, al Tottenham la resolución de la jugada en los metros finales.
MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES
Guardiola agitó el banquillo para tratar de romper el empate. Entraron Doku y Kevin De Bruyne en el lugar de Bobb y Julián, y empezarían a acumularse las ocasiones. Bernardo disparó de volea, pero Vicario estaba bien colocado y atajó sin problemas. Y De Bruyne, tras un error en salida del Tottenham, la mandó inexplicablemente fuera.
El City estaba sumido en la desesperación en el Tottenham Hotspur Stadium
| AgenciasSE ACABÓ LA ‘PESADILLA’… 5 AÑOS DESPUÉS
Era curioso y llegaba, incluso, a inquietar, que el conjunto ‘skyblue’ no hubiera conocido todavía la victoria en el Tottenham Hotspur Stadium. Y aún sorprende más sabiendo que, la última vez que el Manchester City le ganó al Tottenham a domicilio, Rico Lewis tenía apenas 11 añitos.
Desde que el equipo londinense inaugurara su estadio el pasado 3 de abril de 2019, los de Pep Guardiola no solo no habían sido capaces de ganar allí en las cinco ocasiones que se han enfrentado, sino que tampoco habían logrado hacer un solo gol. Las cifras son para no creer: siete goles en contra y cero a favor, 102 disparos y 27 a portería.
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Pero 102 disparos después, Nathan Aké, en el minuto 88 y tras un rebote en el área pequña en la salida de un córner, puso fin, de una vez por todas, a la 'maldición' que llevaba persiguiendo al City desde hace más de cuatro temporadas. Y certificó el pase a los octavos de final de la FA Cup.