Eindhoven, Glasgow, Turín, Varsovia, Basilea, Colonia... ¿Budapest? El Sevilla luchará por afianzar su reinado europeo y alzar la séptima Europa League de su historia ante la Roma de José Mourinho. Sufrieron los andaluces, que tuvieron que remontar el 0-1 de Vlahovic tras un error defensivo. Los cambios de Mendilibar carburaron. Suso empató con un trallazo de zurda desde fuera del área y Lamela, ya en la prórroga, confirmó que los nervionenses estarán el próximo 31 de mayo en el Puskas Arena.
De rojo fuego, infierno, pasión. El himno a viva voz caldeó un Sánchez Pizjuán colorido, donde la afición respondió al llamamiento con vestimenta encarnada. Mendilibar mantuvo el once de Turín, con Ocampos recuperado, y la misma idea en mente; agresivos, empujando y presionando alto.
La Juventus, mansa, necesitó bien poco para tensar el cuello sevillista. Gatti, aguafiestas en la ida, obligó a Bono a reaccionar rápido en un córner. Susto morrocotudo en Nervión. El marcador titubeó camino del descanso, indeciso a quien otorgar la ventaja. La tecnología de gol y Szczesny privaron un remate en plancha de Ocampos que se celebró en la grada, mientras que Di María perdonó un mano a mano y Bono desvió lo justo un remate mordido de Kean para que el palo lo escupiera.
Óliver Torres dirigía las operaciones andaluzas. Clarividente el cacereño, que protestó un posible penalti de Cuadrado en el alargue que ni Makkelie ni Van Boekel (árbitro VAR) consideraron.
Fondo de armario
Allegri apostó al contragolpe, y a la tercera recogió beneficios. Ni Rabiot ni Bremer fue Vlahovic, con la camiseta sin sudar, el que presionó a Badé y forzó su error. El serbio la picó con delicia. El Sevilla no se desmoronó, como le hubiera sucedido en otras fases de la temporada. Ayudó y apoyó Nervión, y el talento de Suso. El gaditano lució zurda para equilibrar la eliminatoria y forzar una prórroga que certificó Szczesny negándole el 2-1 al propio Suso y a En-Nesyri.
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El lógico cansancio apareció, especialmente en la 'Signora'. La afición insufló un último aliento a sus jugadores, y en el 95' Lamela instaló el delirio en el Pizjuán. Bryan Gil centró al corazón del área y el argentino se difrazó de Palop para sentenciar y aspirar a la séptima Europa League en Budapest. Fiestón en Sevilla. No es para menos. El rey defiende su trono.