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Ni el exilio alemán frena al rey Sevilla

Obra maestra nervionense en una primera mitad de poderío y talento

Sergio Reguilón y En-Nesyri fueron los autores de los goles andaluces

Reguilón celebra el 1-0 ante la mirada de Koundé / | sport
Jonathan Moreno

Es su competición fetiche. Esa que domina con tiranía en las últimas décadas. Ni jugar en Duisburgo, en campo neutral, afectó. El Sevilla advirtió a sus rivales que la sexta Europa League es su obsesión. La experiencia en el torneo y la tranquilidad de estar clasificado para Champions juegan a su favor. Candidato total al entorchado continental.

Presión alta. Esfuerzo innegociable. Talento, a raudales. Lopetegui se mordisqueaba los padrastros. El Sevilla se merendó a la ‘Loba’ en un primer tiempo impoluto de los nervionenses. En-Nesyri le ganó la partida a De Jong y Munir. Acierto del técnico. El marroquí aportó profundidad en ataque y la primera, aunque tímida, fue suya

Se avecinaba aluvión, con Éver Banega negándose a disputar su último partido con la sevillista. Ocampos bailó con Kolarov, hizo chirriar su cadera y derechazo para que Pau López pusiera la punta del guante. Koundé besó el travesaño instantes después. Ganó la partida a las torres ‘giallorossi’ y cabezazo sin premio. Sería otro defensor el que sonrojó al exguardameta del Espanyol. Cambio de juego de Banega, control orientado de Reguilón para desnudar a Peres y pies para qué os quiero. El lateral se acomodó la zurda y encontró el agujero entre los brazos del catalán. 

Despertaron los italianos con la hidratación. Algo más activos y con una doble aparición de Dzeko y Zaniolo. Aguardaba el mazazo del añadido. Recuperación en campo propio, Ocampos cabalgó desenfrenado salvando la entrada criminal de Ibañez y cedió para que En-Nesyri, a lo ‘karate kid’, hiciera justicia en el luminoso germano.

Oxígeno Carles Pérez

 

Introdujo Paulo Fonseca al de Granollers. El canterano culé no defraudó. Metió una marcha más y mejoró, no costó mucho, la imagen de los capitalinos. Dzeko amenazó con una media vuelta marca de la casa tras una acción del catalán. El Sevilla, desde la comodidad, anestesió el ritmo. Aun así, pudieron poner la puntilla. Munir encontró a Koundé en el segundo palo, pero el central remató en un milimétrico y televisivo fuera de juego. Banega encontró también la madera en un libre directo magistral. Hubiera sido la guinda del pastel.