En el momento más delicado, el Barça Lassa se reivindicó y rompió su racha negativa en la Euroliga (cuatro derrotas consecutivas). Y además lo hizo en un escenario tan exigente como el ‘Buesa Arena’ de Vitoria. El feudo de un Baskonia que afrontaba este duelo en dinámica positiva (tres triunfos seguidos).
Pero casi tan importante como el espaldarazo moral del triunfo fueron las noticias positivas que llegaron del propio Barça. Tanto a nivel colectivo como individual.
Hablando desde el punto de vista grupal, el equipo supo ser duro mentalmente para superar los momentos delicados. Y en cuanto a nombres propios fue el día que eligieron varios jugadores para ‘reivindicarse’. Como Ribas, al que Pesic sacó del ostracismo y que aportó solidez y sapiciencia; Séraphin, Singleton, Pustovyi o un Pangos imperial en el último cuarto. Todos ellos supieron aprovechar la oportunidad que les dio Pesic y demostraron que puede contar con sus servicios. Y con tantos nombres propios sumando para la causa, el colectivo creció de manera exponencial.
El Barça presentó sus credenciales en unos dos primeros cuartos en el que, a su defensa solidaria y trabajo en el rebote (32 con 13 ofensivos por 26 el Baskonia al final) añadió decisión a la hora de atacar el aro contrario (39-42).
Pero tras el paso por los vestuarios, el Baskonia subió el nivel de su agresividad defensiva, colapsó la zona y provocó malos tiros del Barça al que dejaría en 7 puntos en este cuarto. En ataque, los baskonistas -liderados por Janning- se soltaron y le dieron la vuelta a la tortilla (55-46). Era el momento crítico del partido para los intereses azulgranas.
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Pero a diferencia de recientes encuentros, el Barça aguantó la presión del 'Buesa Arena' y del rival, no bajó los brazos, volvió a picar piedra atrás y se encomendó a Pangos en ataque. El Barça logró voltear el partido y le dio el golpe de gracia al duelo con un parcial global de 15-28. Un triunfo que debe rearmar moralmente al colectivo de Pesic. Ese es el camino chicos.