El Barça Lassa sobrevivió al máximo anotador de la Euroliga: Alexey Shved (27 puntos) y a la vocación triplista del Khimki, que lanzó más desde los 6,75 (39 intentos para 17 canastas) que de dos puntos (19 lanzamientos) y sumó su cuarta victoria consecutiva en la Euroliga.
Los azulgranas no lograban enlazar una racha de cuatro o más triunfos en la Euroliga desde la temporada 2015-16 aún con Xavi Pascual en el banquillo. Con el actual modelo de liga regular superan los tres triunfos consecutivos que logró en el ejercicio 2015-16 el entonces Barça de Bartzokas.
Precisamente, el Barça logró este cuarto triunfo europeo ante el actual equipo del técnico heleno. Y lo hizo sabiendo picar piedra ante un rival que lo tiene claro. Jugar abierto y generar juego a partir de Shved, que sabe sacar partido de los bloqueos bien para lanzar. O penetrar y doblar para un compañero. Éntre él y Crocker mantuvieron las opciones del Khimki.
Pero no fueron argumentos para impedir la victoria del Barça que ya acumula dos triunfos a doimicilio en Europa. Los azulgrana opusieron más argumentos que su rival. Se hizo daño en la pintura o en su área de influencia (64% de acierto), se dominó el rebote y se anotó desde el triple (36%) sin entridencias pero cuando fue menestrer. Cuatro jugadores, encabezados por Heurtel, acabaron en dobles dígitos de anotación y se controló mucho más que en otros partidos el balance entre recuperaciones y pérdidas.
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Pero sobre todo, el colecitvo azulgrana tuvo eso que siempre pide Pesic: carácter. Ello le permitió transitar por un partido muy peleado, en el que hubieron momentos delicados. El Khimki siempre estuvo ahí y supo volver al duelo cuando el Barça amenzaba con romperlo (56-67). Ahí, los chicos de Pesic supieron aguantar los embates del rival (75-76), no perder la compostura y a partir de la defensa rematar la faena. así de fácil y así de complicado.