El día comenzó en el Palau Blaugrana con celebraciones por los 20 años de Navarro en el Barça y acabó con fiesta. Un Barça coral, de esos que siempre querríamos ver pasó por encima del Maccabi y se reengancha a la Euroliga.
El equipo azulgrana -donde por cierto no jugó Ribas- ejemplarizó todas las virtudes que de él quiere Sito Alonso: Defensa solidaria atrás, dominio del rebote y ataque con alta velocidad de circulación de balón. Ante ese escenario nada pudo hacer el Maccabi. Son los de Neven Spahija un colectivo con talento, excelente tiradores, que jugando abiertos y buscando las penetraciones o bien doblando para triple franco te pueden hacer un roto.
Pero el Barça no le dejó demostrar nada porque su defensa fue coriácea desde el salto inicial y dejó sin argumentos a los jugadores del Maccabi. Y en ataque, el colectivo de Sito Alonso funcionó como un reloj (25 asistencias), anotando desde fuera o haciendo daño en la zona. Ante este despliegue, el conjunto hebreo -con el punto de mira desviado- se desmoronó y cada uno se dedicó a hacer la guerra por su cuenta.
Y el Barça lo aprovechó para poner la directa liderado por Sanders (6 triples al final, su récord personal en la Euroliga) y con un Seraphin sembrnado el terror en la zona. Resultado de todo ello un 42-18 (44-24 al descanso).
El partido estaba roto pero el Barça no quería despistes que trajeran desagradables sorpresas. Y siguió a lo suyo pese a que el Maccabi subió las líneas de presión atrás. Poco importó, por que ahora con un Koponen desatado, el equipo barelonista mantuvo la hegemonía absoluta del duelo.
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Y para que la fiesta fuera completa a 5'57" para el final saltó Navarro a la pista. El público coreaba su nombre desde hacía algunos minutos. El gran capitán pudo unirse a la fiesta de un Barça que selló con brillantez su cuarta victoria europea. Este es el camino.