El Real Madrid volvió a imponerse en la Euroliga, logrando la undécima de su historia, confirmando que para ganar hay que tener capacidad de sufrimiento y jugadores que saben jugar los minutos decisivos como el Chacho Rodríguez y Sergio Llull.
Precisamente el de Mahó fue el ‘alma mater’ de la recuperación en los cuartos de final ante el Partizan al provocar un tumulto en la pista que acabó beneficiando a los blancos con unas sanciones que nadie entendió.
En la final, Llull volvió a ser decisivo en los instantes finales con una canasta al límite y después que su veterano compañero, el Chacho Rodríguez, anotara unos puntos clave en los instantes finales que dejaron en nada los 29 puntos de Sasha Vezenkov, el gran protagonista de la final pero que se fue sin el título.
Tavares, MVP de la final...y de cuartos
Y Walter Tavares, que quizá no fue el jugador clave en este partido final, pero que llevó en volandas al Madrid en la serie ante el Partizan, y fue premiado con el MVP de la final, que podría haber ido a manos perfectamente de Sergio Rodríguez.
Un entrenador que estaba prácticamente en la calle como Chus Mateo, ha devuelto el orgullo a la casa blanca, quizá haciendo buena la sustitución que en su día nadie entendió pero por la que ahora seguramente sacará pecho Juan Carlos Sánchez, el directito de la sección.
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La realidad es que el Madrid vuelve a ser campeón de la Euroliga y ahonda un poco más en la herida blaugrana después de verse apeado en la semifinal por los blancos.