La ilusión de la Final Four se difumina para el Barça. Después de haber hecho lo más difícil (ganar un partido en Estambul) la afición barcelonista se la prometía muy felices con la posibilidad de sentenciar el billete para Vitoria al amparo del Palau.
Pero el Anadolu Efes se encargó de devolver a la dura realidad a los azulgranas a los que destrozó en toda la regla ante su afición. El colectivo de Pesic, que sabía cuáles eran las armas del rival, ni supo defender su principal arma (el juego exterior) ni atacar con criterio.
Desde el salto inicial, el Barça fue a remolque de un rival que tuvo paciencia para buscar los bloqueos para sus tiradores y martillear el aro azulgrana desde más allá de los 6,75 (50% de acierto) liderados por un Larkin imperial (11-22 al final del primer cuarto).
En la otra mitad de la pista, sólo Hanga más Tomic y Heurtel a ratos o Ribas conseguían anotar. Pero era un ataque anárquico que funcionaba a empellones y que encima fallaba más tiros libres que una escopeta de feria (8 de 21. El Barça quería pero no podía (39-52 al descanso).
Para entonces, Pesic lo había probado todo incluido a Séraphin que llevaba sin jugar desde el 15 de marzo por sus problemas en la rodilla derecha.
Tras el paso por los vestuarios los azulgranas parecieron salir con un punto más de intensidad atrás. Y con un parcial de 8-0 devolvieron la esperanza a la sufrida afición azulgrana (47-52).
Pero, paradógicamente, ese fue el cantro del cisne de los azulgranas, un espejismo. Surgió Larkin -que acabaría siendo aplaudido- destrozó el aro azulgrana a base de triples y el Barça se derrumbó de manera estrepitosa (57-84 al final del tercer cuarto).
Lo que quedaba fue una divertimento para el Efes y un drama para un Barça que perdió los papeles. Este viernes cuarto partido en el Palau que se ha de ganar sí o sí para forzar el desempate en Estambul.
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Claro que para lograrlo se tendrá que jugar infinitamente mejor en defensa ante un Efes que sabe muy bien hacer lo que hace. Y en ataque evolucionar con criterio, ideas y solidaridad. Pero visto lo visto en este tercer partido y las consecuencias morales del humillante correctivo recibido a manos de los turcos mucho tendría que cambiar el guión.