Nada más y nada menos que 55 años. Ese es el tiempo que ha tenido que pasar para que Inglaterra haya vuelto a alcanzar la final de un gran torneo. 55 años de grandes decepciones, de generaciones de futbolistas que despertaban gran ilusión pero se derrumbaban en las fases finales, de derrotas históricas y heridas que jamás se han podido cerrar.
Los inventores del fútbol apenas cuentan con un título en sus vitrinas, el Mundial de 1966 celebrado precisamente en su país, y eso es algo que llevan arrastrando más de cinco décadas. Inglaterra lleva muchos años luchando contra la historia y la nostalgia. Ahora tienen ante sí la enorme oportunidad de dejar atrás tantas frustraciones y alzar por primera vez una Eurocopa. Algo que no lograron antes leyendas inglesas como Bobby Charlton, Kevin Keegan, Gary Lineker, Alan Shearer, la generación de David Beckham, Frank Lampard y compañía, o Wayne Rooney.
La redención de Southgate
Quien sabe muy bien lo que es llevar sobre su espalda el enorme peso de haber protagonizado una de esas grandes decepciones es el actual seleccionador inglés, Gareth Southgate. En el año 1996, el fútbol "volvió a casa·. Después de organizar el Mundial de 1966, Inglaterra fue sede de la Eurocopa 30 años después. Shearer y Gascoigne eran las estrellas de unos 'Three Lions' que se plantaron en semifinales tras eliminar a España en la tanda de penaltis en los cuartos de final.
Una fase de grupos muy convincente para Inglaterra, donde además lograron la histórica victoria sobre Escocia con el golazo de Gascoigne. Uno de los más icónicos de la historia de la Eurocopa. Después de España, Alemania era el último obstáculo antes de la final. Otro empate y una nueva prórroga obligaron a los ingleses a dejar su suerte en manos del azar de los lanzamientos desde el punto fatídico.
Ambas selecciones anotaron sus cinco primeros penaltis. Entonces apareció Köpke para desviar el disparo de Southgate. Möller marcó el decisivo y metió a la 'Mannschaft' en la final. Una losa demasiado pesada para el actual seleccionador inglés, que 25 años después el domingo tendrá la oportunidad de desquitarse y espantar a los fantasmas del pasado.
A la final con polémica
La Eurocopa 2020 de Inglaterra hasta la semifinal estaba siendo impecable. Cero goles recibidos, gran sensación de superioridad tanto en lo futbolístico como en el control de la situación, y una excelente efectividad en ataque. Un bloque muy sólido, en definitiva, el que ha construido Southgate, que poco a poco fue confirmando su papel de favorito.
No obstante, el pase a la final quedó marcado por el polémico penalti señalado por Danny Makkelie en la primera parte de la prórroga. Kane anotó tras el rechace de Schmeichel, dio el pase a la final, y el mundo del fútbol -fuera de Inglaterra- explotó contra la decisión del colegiado. Los daneses siguen clamando al cielo buscando el contacto que el neerlandés aseguró ver sobre Sterling.
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Sea como fuere, los futbolistas ingleses son conscientes de la importancia que conlleva la final. El peso de la historia y de todo un país está sobre sus hombros. Enfrente, una Italia que no levanta una Eurocopa desde 1968. Solo uno de los dos cambiará su suerte.