Nadie contaba con ellos el verano de 1992 y pasaron de estar de vacaciones a alzarse con su primera y, hasta el momento, única Eurocopa.
A ese espíritu se aferra el combinado danés, dirigido por Kasper Hjulmand, pese a que reconoce que intenta evitarlo.
“Ese tipo de comparaciones son muy difíciles. Era un torneo distinto y un tipo de fútbol diferente. Estamos tratando de crear nuestra identidad. Pero usamos su ejemplo como inspiración de que incluso las naciones pequeñas pueden lograr cosas grandes”, admitió ayer el técnico danés, que está exprimiendo al máximo el jugo de un plantel más que aseado para dar que hablar en este torneo.
Con la fuerza de Eriksen
“Es muy difícil imaginar lo que han pasado estos jugadores”, destacó Hjulmand ayer ante los medios, en referencia al ‘shock’ por el desmayo de Eriksen que casi termina en tragedia.
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No es un secreto que, esa situación, ha terminado por dar más fuerza y aliento a una selección danesa que dedica cada uno de sus logros al futbolista del Inter, que se está recuperando tras sufrir un paro cardíaco. Sobre su casa, el Parken de Copenhague, el seleccionador apuntó que van “a extrañar mucho el estadio Parken. Ha sido increíble, lo de ayer no lo vamos a olvidar nunca. Nos dio alas”. El ambiente del estadio aupó al cuadro rojo a conseguir el pase a octavos.