Trabajada victoria de Bélgica ante San Marino. La selección dirigida por Roberto Martínez descansará líder I una jornada más tras vencer por cuatro goles a cero a un conjunto local que no puso en demasiados problemas a los diablos rojos.
Con Kevin De Bruyne a la sala de máquinas, los belgas controlaron por completo un encuentro al que solo le faltó más acierto de cara a portería. En la primera mitad, Batshuayi abrió la lata desde el punto de penalti tras una mano de Mirko Palazzi, aunque esa ocasión a falta de dos minutos no sirvió para recuperar todo lo que el futbolista erró en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Pese al monólogo constante de Bélgica, que a veces dormía el balón en exceso y le faltaba profundidad ante unas líneas de San Marino muy juntas, Januzaj y Origi por las bandas dotaron por momentos de la verticalidad necesaria, y fue a partir de centros laterales que el combinado visitante hacía más clara su presencia.
En la segunda parte los belgas continuaban con el plan. Anestesiaban el partido y San Marino, fija en su línea de cinco defensas, contemplaba como inamovible cómo el balón iba de un lado a otro.
Con tal dominio era de esperar que más goles llegaran. Mertens y Chadli, con seis minutos de diferencia, ponían el segundo y tercer gol ante la pasividad de San Marino, que dejó jugar y más a los de Roberto Martínez.
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El partido llegaba a su final y Bélgica quería más. Tres goles no eran suficientes y por ello Batshuayi, que anotó el primero, se encargó a la par de anotar el cuarto y último gol del encuentro tras rematar un centro bombeado de Ferreira-Carrasco.