Andrés Iniesta volvió a experimentar en primera persona este lunes el enorme afecto que le profesa la afición española. Una circunstancia especialmente acentuada desde su mágico momento en la final del Mundial de Sudáfrica de 2010.
El de Fuentealbilla, motor del mediocampo de 'La Roja', fue ovacionado en diversas fases del encuentro convirtiéndose, de largo, en el jugador de la selección española más aclamado por los aficionados desplazados a Toulouse que presenciaron la victoria de España sobre la República Checa.
Su capacidad de desborde, los característicos pases entre líneas y su incuestionable sacrificio para realizar coberturas provocaron los aplausos y cánticos de la grada en más de una ocasión. Tras el pitido final y después del estallido de júbilo por el triunfo, la afición tardó muy pocos segundos en volver a corear el nombre del astro manchego.
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El crack del FC Barcelona, generoso también en ese tipo de detalles, no dudó en devolver el cariño con aplusos hacia la hinchada española, provocando una reacción aún mayor. Pieza clave de los éxitos de la selección de los últimos años, Iniesta también quiere dejar su huella en Francia. De momento, va por el buen camino.