Con el pitido final del colegiado esloveno Damir Skomina la locura se apoderó de los jugadores islandeses. Su triunfo por 1-2 ante Inglaterra significó una clasificación histórica para los cuartos de final de la Eurocopa y la confirmación de que los de Lagerback se han convertido en la gran revelación del torneo.
Dirigidos por el capitán Aron Gunnarsson, los futbolistas islandeses se dirigieron rápidamente a la esquina del Allianz Riviera de Niza en la que estaban situados sus aficionados y les dedicaron una curiosa y a la vez emotiva celebración.
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Todos juntos, en una formación casi ensayada, empezaron una coreografía levantando los brazos en forma de 'V' al grito a 'auhh'. Un momento especial que quedará en la memoria de todos los aficionados del fútbol y entrará a formar parte de la historia de la Eurocopa.