La magia de Darder y la brega infatigable de Martin Braithwaite no sirvieron al Espanyol, conformista con el mal menor tras el empate del danés (1-1). Los blanquiazules no mostraron colmillo, calados hasta los huesos con el miedo al descenso, y vuelven a la incertidumbre de la clasificación. La doble roja a Pierre-Gabriel y Abde afectó de forma determinante, agotados físicamente los futbolistas en el segundo tiempo.
Excedido en su cometido Gil Manzano. Justiciero implacable y de bolsillo liviano. El extremeño dinamitó un encuentro que tendió al sesteo y a la recarga de vitamina D bajo el sol primaveral de Cornellà. El cronómetro rebasaba con creces el 45' cuando al colegiado 'calabazón' se le calentó la muñeca y expulsó al debutante Pierre-Gabriel y al siempre descarado Abde. El lateral francés y el extremo marroquí, ambos amonestados, estaban protagonizando un duelo vibrante cuando se enzarzaron en una discusión subida de tono. El árbitro, que podía haber saldado el rifirrafe con diálogo, les mandó a la caseta.
La afición perica estalló, ya 'moscatel' tras el 0-1 osasunista. Los blanquiazules consideraron falta de Chimy Ávila sobre el propio Pierre-Gabriel, tras un centro lateralizado de Juan Cruz. Ante Budimir, magullado tras dos topetazos con Cabrera y Montes -el mexicano quedó noqueado y fue sustituido-, metió la puntera y superó a Álvaro. El Espanyol encaraba el intermedio alicaído, más todavía cuando Braithwaite y Puado habían perdonado en la estrategia.
La mano de Diego
Intervino el técnico gallego y juntó a los ‘jugones’ por dentro. Darder y Melamed se asociaron y generaron muchas superioridades por dentro. De una de ellas, con un balón colgado al área de Cabrera, Braithwaite recicló la falta de contundencia rojilla para colocar el 1-1.
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El equilibrio anestesió el ímpetu catalán y Osasuna, en la lona, recuperó la posesión. Los navarros, sin embargo, también adolecieron de ambición y la última media hora fue un armisticio.