Lukebakio congela al Espanyol

El Espanyol recordó este viernes contra el Sevilla que conseguir la salvación esta temporada requerirá de sangre, sudor y lágrimas. Los blanquiazules volvían a casa después del varapalo en San Mamés con el objetivo de buscar la redención ante su gente, aunque el conjunto de Manolo González no cumplió con su parte y sucumbió contra un renacido equipo hispalense con rotundidad (0-2).

Hay cosas que nunca cambian en el Espanyol, una de ellas es el apoyo incondicional de su afición. El RCDE Stadium se volvió a vestir de gala este viernes para dejarse el alma con un equipo que necesitaba los tres puntos con urgencia para respirar con cierto alivio en la clasificación. Sin embargo, sobre el terreno de juego el conjunto de Manolo González volvió a demostrar que tiene muchos deberes pendientes y que en la máxima categoría cualquier error se paga con el precio más alto.

Fueron primeros minutos de mucho acoso del Espanyol, que cedía la posesión del balón y buscaba salir lanzado al contragolpe. El Sevilla tocaba, pero era posesión estéril, sin apenas profundizar; la presión de los pericos era a veces asfixiante y salir desde atrás así es casi imposible.

Lukebakio, la mejor medicina para el Sevilla

Cuando más estaban apretando los pericos, una salida por banda izquierda por parte de Sambi -completó un meritorio partido- terminó llegando a Lukebakio, que con un sensacional misil desde larga distancia perforaba la escuadra de Joan García e inauguraba el marcador (0-1). El mazazo para el Espanyol fue devastador.

El Sevilla creció en confianza y empezó a dominar a su gusto. Entre Idumbu y Lukebakio empezaron a volver loca a la defensa blanquiazul, que solamente hacía que sacar agua de su propia portería. La superioridad era abismal, el murmullo en la grada empezó a hacerse más notorio... y el segundo tanto no tardó en llegar; Lukebakio, que recibió el balón escorado dentro del área, definió al palo alejado con un nuevo golazo que ponía las cosas cuesta arriba para los pericos.

Después del descanso, el Espanyol adelantó líneas. Jofre volvió a ser quien más lo intentaba, aunque su insistencia tuvo poco premio ante la falta de claridad del equipo en tres cuartos. La lesión del portero sevillista Nyland pareció dar alas al equipo y la afición aprovechó los momentos de incertidumbre para apretar más aún.

La recompensa terminó llegando en forma de un absurdo penalti por manos que apreció el colegiado. Sin embargo, el VAR revisó la acción y Ortiz Arias terminó anulando la pena máxima para disconformidad de la afición. Sin muchos más argumentos en la recámara, el Espanyol terminó sucumbiendo en su estadio y se acerca peligrosamente a la zona de descenso.